miércoles, 31 de marzo de 2010

Leyenda Celta "Brian y la luna nueva"

Brian había salido a vigilar las cercanías de la fortificación donde vivía con los suyos, porque en los últimos meses habían sufrido algunos ataques de una de las tribus vecinas. Durante las últimas horas, se había alejado del poblado divagando por el bosque. Podríamos decir que todo empezó allí, aunque tal vez todo había comenzado mucho tiempo antes.

En la zona en la que ahora se encontraba, la espesura del bosque era tal que permitía un grupo no demasiado numeroso aparecer y desaparecer en cuestión de segundos y si además la niebla hacía notar su presencia, la situación se tornaba aún más peligrosa.

Pero Brian y su familia estaban allí desde… desde que el padre de su abuelo llegó procedente del norte en busca de buenos pastos y bosques en los que subsistir. Aquel robledal salpicado de hayas se había convertido en lugar sagrado, los druidas se internaban en la espesura del bosque donde tenían sus altares, a los que nadie excepto ellos osaban acercarse.

Aquella noche de fina bruma, Brian, un joven guerrero, estaba dispuesto a vengar las afrentas recibidas por los suyos en los últimos días. Se separó del grupo para buscar un sitio que le permitiera tener mejor visibilidad sobre esa parte del bosque. Luego de haber caminado unos metros, reparó en una gran piedra granítica que se elevaba justo debajo de las copas de algunos árboles, y pensó que ese era el lugar ideal para observar los movimientos en el bosque.

Se dispuso a escalarla para poder comprobar la bondad de aquel punto de vista, dejando todas sus armas en el suelo, a excepción del puñal corto que siempre guardaba en su cintura. La piedra apenas presentaba fisuras a las que agarrarse, su base estaba sembrada de pequeñas rocas puntiagudas que hacían más peligrosa la escalada en caso de caída, pero las dificultades, lejos de limitar a Brian, le infundían valor.

Una vez en la cima, se dio cuenta de que aquella roca extraña y difícil de escalar estaba justo en aquel momento orientada en dirección a la luna. Calculó por la posición de la luna respecto al bosque que debía ser medianoche. Soplaba una suave brisa que no era demasiado fría pues la primavera ya había llegado y se había prendido fuego a las hogueras como ofrenda a los dioses para que el resultado de las cosechas fuera bueno y para que sus almas se purificaran de malos espíritus.

De pronto, nuestro valiente guerrero quedó cegado por una luz cuyo origen ignoraba. Se agachó sobre al apéndice puntiagudo en el que terminaba la roca, y esforzándose por no perder el equilibrio debido a la falta de visión, pasaron algunos segundos y un sudor frío empezó a resbalar por su frente. Su primera idea fue que se encontraba frente a la manifestación de alguna divinidad del bosque que moraba en las cercanías de esa piedra, y él había osado molestar entrando en sus dominios. Había roto la única regla que por generaciones su familia había obedecido y temido.

Comprendió entonces, que ante esa situación su fin estaba cercano, aunque sus ansias juveniles de vivir le obligaron a seguir pensando, él había sido buen seguidor de las enseñanzas de los druidas, siempre había sido respetuoso al extremo en los sacrificios a los dioses, y ahora se preguntaba porque había caído en su desagrado.

Mientras tanto la luz había ido disminuyendo en intensidad sin que el céltico guerrero lo hubiera notado, pues mantenía sus ojos sellados de temor. Escucho un susurro seguido de una brisa de aire que le dio suavemente en la cara como devolviéndole el aliento a su espíritu, se reanimo de tal forma que abrió los ojos. Poco a poco fue teniendo una visión clara de lo que frente a él se encontraba. Desde la misma luna una intensa luz iluminaba un cuerpo de mujer joven, Brian tímidamente la miró. Vestía blanca túnica, su pelo era como el de Brian, del color de los campos sembrados de espigas, del color del sol y su gesto dulce, lo tranquilizó.

Vio también que la mujer que se encontraba frente a él no se apoyaba sobre ningún elemento, y sin embargo estaba a la misma altura que él sobre la cima de la roca. Su temor volvió a aflorar, era el miedo a lo sobrenatural, a lo divino. Pensó que la única alternativa era saltar de esa roca y salir corriendo a encontrar al resto de su grupo antes de que ese espíritu decidiese mostrar su poder. Tensó sus músculos y se dispuso a saltar al suelo, la altura de la roca era como de unas diez veces la longitud del cuerpo de Brian, pero eso no le importaba, solo quería correr y seguir viviendo. Cuando estaba a punto de saltar, la mujer que estaba frente a él callada, sonrío con dulzura, y Brian que seguía teniendo un miedo atroz, se quedó paralizado por unos segundos, perplejo ante la belleza de la imagen que frente a él se encontraba, como si fuese teniendo menos miedo por instantes.

Transcurrieron algunos segundos más, durante los cuales el joven no se atrevió ni a pestañear, pero de pronto la luz fue perdiendo intensidad hasta que desapareció del todo,

El aire volvió a soplar de nuevo y el guerrero se encontró de pronto de nuevo en la conciencia de su situación anterior, los demás del grupo seguro que debían andar buscándole y él no podía saber que tiempo había transcurrido desde que se separó de ellos, para él había sido como una eternidad.

Destrepó los pasos de roca hasta llegar a la base de la piedra, recuperó el resto de sus armas y empezó a correr en la dirección en la que había abandonado el grupo, tras avanzar unos metros se volvió a mirar hacia la roca y la zona del bosque más iluminada que ahora se encontraban detrás de él, la luna seguía clareando esa parte del denso hayedo como si fuese pleno día.

Brian mientras corría al encuentro de sus compañeros, pensó que esa noche se había encontrado frente al espíritu de la mismísima luna en el bosque, y estaba seguro de que él y los suyos esa noche iban a vencer a sus enemigos de la tribu vecina, porque esa noche iban a contar con una ayuda inestimable. Esa noche tenían como aliada a la LUNA

lunes, 29 de marzo de 2010

Leyenda Celta "El lago prestado"

Un joven jefe cortejaba a la hija de otro jefe, cuyo fuerte se hallaba situado en el linde de Loch Ennel en Westmeath.

La damisela era bastante altanera y melindrosa, y le dijo claramente que no aceptaría asumir la condición de dueña de casa mientras no pudiera ver desde su ventana un lago tan hermoso como el que se divisaba frente a la casa de su padre.

Esto era asunto engorroso. El valle era adecuado, pero las laderas de las colinas estaban cubiertas de casitas y el arroyuelo que serpenteaba allá en el fondo tardaría quizá muchísimos años en llenar el valle, una vez terminada la represa, para cuya construcción se necesitaría una docena de años.

El galán sería viejo ya en esa época. Su madre adoptiva, una hechicera (esto ocurría en los tiempos de los Danaans), al verlo tirarse del cabello perplejo en un par de ocasiones, lo indujo a desahogarse y le ordenó que respetara hasta el día siguiente sus sueltos bucles. Luego, la hechicera se dirigió con el medio corriente de transporte de las hechiceras, a la cabaña de una hermana Firbolg en el mágico arte, situada sobre la margen occidental del Shannon. Esta cabaña estaba cómodamente ubicada sobre el filo de una colina, dando sobre un agradable lago, y la mujer Danaan fue hospitalariamente agasajada por la mujer Firbolg.

Después de su sencillo refrigerio, la visitante reveló el motivo de su viaje y le suplicó a su sabia amiga que le prestara su lago hasta el día de la luna siguiente, añadiendo engañosamente entre dientes "después de la semana de eternidad".

Un lago era algo difícil de conseguir, pero finalmente lo obtuvo y se lo llevó triunfalmente debajo de la capa al valle de Leinster.

La gente que vivía en las laderas de las colinas despertó esa noche de su sueño al oír el estruendo, digámoslo así, de diez mil cascadas. Todos huyeron hacia las tierras altas y fueron hospitalariamente resguardados por los edificios del fuerte, y al alborear de la mañana siguiente, millares de asombrados ojos contemplaron la plácida sabana de agua que cubría sus moradas del día anterior.

Así fue conquistada la altanera novia.

La descarriada mujer del Connacht esperó hasta el día de la segunda luna, irritadísima ante el fangoso lecho que exhibía el fondo de su lago bajo la influencia de un sol ardiente y sin aparentes perspectivas de que le devolvieran con gratitud las aguas. Hasta una mujer sabia puede perder la paciencia. Ésta voló presurosamente a la casa de su embaucadora colega en brujerías, cabalgando sobre su escoba y fue recibida con fingida alegría. -No hay tiempo para cumplidos, comadre -le dijo-. Ha llegado el día de la luna siguiente y hasta el de la luna subsiguiente, y en vez de mi agradable lago, sólo veo rocas, barro y pescado podrido. Devuélveme mi lago, te digo. -¡Ay, querida hermana! La ira te ha quitado la memoria. Te prometí devolverte tu hermoso pedazo de agua el día de la luna siguiente a la semana de eternidad, no antes; reclámala cuando venza el plazo.

La ira de la bruja traicionada no tuvo límites, pero carecía de recurso alguno, debido a la traicionera reserva de la astuta Danaan.

El resultado fue trágico para la mayor parte de los interesados; pero la incorporación de Loch Owel a las gratas llanuras de Meath es todo lo que nos interesa por ahora.

sábado, 27 de marzo de 2010

Leyenda Celta "Arianrhod"

Arianrhod es una figura en la mitología galesa, que desempeña el papel más importante en la Cuarta División del Mabinogi. Ella es la hija de Dôn y la hermana de Gwydion y Gilfaethwy; la tríada galesa que da a su padre como Beli Mawr. En el Mabinogi su tío Math ap Mathonwy es el rey de Gwynedd, y durante el transcurso de la historia ella da a luz a dos hijos, Dylan Eil Ton y Lleu Llaw Gyffes, a través de medios mágicos.


En el Mabinogion de acuerdo con el Cuarto Poder, Arianrhod el tío de las Matemáticas y Fab Mathonwy morirían si no mantener los pies en el regazo de una virgen cuando él no estaba en guerra. Gilfaethwy se enamora de su original footholder, Goewin, y tanto él como su hermano ingeniero Gwydion una guerra con el Rey Pryderi de Dyfed, Matemáticas obligando a salir de su corte. En su ausencia Gilfaethwy violaciones Goewin, pero es castigado severamente cuando regresa Matemáticas (Matemáticas y lo convierte Gwydion en una serie de pares se aparearon de los animales). Matemáticas se casa con Goewin para aliviar su vergüenza, sino que debe encontrar una nueva virgen para celebrar sus pies.


Gwydion sugiere su hermana, Arianrhod. Para probar su virginidad, Matemáticas le dice a su paso más de su mago de la varilla. Por ello, sin embargo, ella inmediatamente da a luz a un niño, Dylan Eil Don, y una entidad que se convierte en Lleu Llaw Gyffes. Dylan es un mar espíritu, que huye al mar inmediatamente después de que él es bautizado; Gwydion coge de la entidad antes que nadie lo ve y lo coloca en un cofre. En poco tiempo se convierte en un niño que crece al doble de la tarifa normal, cuando es de cuatro es tan grande como de ocho años de edad. Gwydion le lleva a ver a su madre en su casa, Caer Arianrhod.


Sin embargo, Arianrhod sigue enojado acerca de su humillación en Matemáticas de la corte. Ella pone un tynged (GEIS o maldición) sobre el muchacho que él nunca va a tener un nombre a menos que ella le da a él. Gwydion disimula a sí mismo como un zapatero y vuelve a Caer Arianrhod; Arianrhod mientras que se está instalado, que ve el asesinato de un niño de Wren con una sola piedra son los comentarios que la rubia ( “lleu”) tiene una mano hábil ( “llaw gyffes “). Gwydion revela el encubrimiento, y dice que ella acaba de dar a su hijo un nombre – Lleu Llaw Gyffes. Arianrhod entonces un segundo lugares tynged en Lleu, que nunca tomar las armas a menos que le armados. Unos años más tarde, Gwydion y Lleu regresar a Caer Arianrhod, esta vez disfrazado de bardos. Gwydion es un consumado cuentista y entretiene a su corte.


Esa noche, mientras que todo el mundo duerme, él evoca una flota de buques de guerra. Arianrhod les da armas y armaduras para ayudar a su lucha, despejando así su segundo maldición. Cuando Gwydion revela el engaño, Arianrhod lugares final tynged en Lleu: él nunca habría una mujer de cualquier raza que está en esta tierra ahora. Gwydion Matemáticas y eventualmente romper esta maldición de la creación de una mujer de roble flor, escoba, y meadowsweet; ella se llama Blodeuwedd ( “flor de rostro”). Con su maldiciones, Arianrhod negó Lleu los tres aspectos de la masculinidad: un nombre, armas, y una esposa.

jueves, 25 de marzo de 2010

Leyenda "Perseo"

Cuando Acrisio preguntó al oráculo sobre la manera de que le nacieran hijos varones, el dios le respondió que de su hija nacería un niño que le daría muerte. Temiendo esto, Acrisio construyó bajo tierra una cámara de bronce y allí guardó a Dánae. Sin embargo, según dicen algunos, a ésta fue Preto quien la sedujo y de aquí surgió la querella entre ambos; según aseguran otros, Zeus se transformó en lluvia de oro y, deslizándose hasta el seno de Dánae a través del techo, se unió a ella. Cuando más tarde Acrisio supo que de ella había nacido Perseo, no creyó que hubiera sido seducida por Zeus y, poniendo en un arca a su hija junto con el niño, los arrojó al mar. En cuanto el arca arribó a Sírifos, Dictis los sacó de ella y crió al niño. El hermano de Dictis, Polidectes, que era entonces el rey de Sírifos, se enamoró de Dánae y, al no poder tener relaciones con ella por ser Perseo ya un hombre, convocó a sus amigos y con ellos, también a Perseo, y les dijo que reuniesen sus aportacione para la boda de Hipodamía, la hija de Enómao. Como Perseo dijera que no pondría reparos ni aunque se tratara de la cabza de la Górgona, a los demás les pidió caballos pero no aceptó los caballos de Perseo, sino que le ordenó que le trajese la cabeza de la Górgona. Este, guiado por Atenea y Hermes, se dirigió al encuentro de las hijas de Forcis, Enio, Pefredo y Dino; eran estas hijas de Ceto y Forcis, hermanas de las Górgonas, viejas desde su nacimiento. Tenían las tres un solo ojo y un solo diente y, turnándose, se lo pasaban de una a otra. Entonces Perseo se apoderó de ellos y, cuando se lo reclamaron, les dijo que se los devolvería si le indicaban el camino que conducía hacia las ninfas. éstas tenían unas sandalias aladas y la kíbisis, que dicen era una especie de zurrón. Píndaro y también Hesíodo en el Escudo dicen sobre Perseo.

Así se la denomina por depositarse en ella el vestido y la comida. Tenían las ninfas además el casco de Hades. Cuando las Fórcides le mostraron el camino, les devolvió el diente y el ojo y, en cuanto llegó a presencia de las ninfas, consiguió lo que buscaba; se colgó la kíbisis, se ajustó las sandalias a los tobillos y colocó sobre su cabeza el casco con el que podía ver a los que quería sin ser visible al resto. Recibió también de Hermes una hoz de acero y llegó volando hasta el Océano, sorprendiendo allí a las Górgonas mientras dormían. Eran estas Esteno, Euríale y Medusa, que era la única mortal; por eso Perseo fue enviado a por su cabeza. Tenían las Górgonas la cabeza cubierta por escamas de dragón, grandes dientes como de jabalíes, manos de bronce y alas de oro con las que volaban. A los que miraban los convertían en piedra. Perseo, por tanto, se colocó junto ellas mientras estaban dormidas y, guiando Atenea su mano y volviendo la mirada hacia el escudo de bronce en el que veía reflejada la imagen de la Górgona, logró decapitarla. Una vez cortada la cabeza, surgieron de la Górgona el caballo alado Pegaso y Crisaor, el padre de Gerión, que habían sido engendrados por Posidón. Entonces Perseo metió en la kíbisis la cabeza de la Górgona y emprendió el regreso, pero las Górgonas se despertaron de su sueño y emprendieron su persecución, sin embargo no podían verlo gracias al casco que lo ocultaba.

Al llegar a Etiopía, donde reinaba Cefeo, halló a la hija de éste abandonada como presa para un mostruo marino. Pues, Casiopea, la esposa de Cefeo, había competido en belleza con las Nereidas y se jactaba de ser superior a todas ellas. Por ello se habían encolerizado las Nereidas y Posidón, que compartía su indignación, envió una inundación y un monstruo contra la comarca. No obstante, Amón vaticinó que se verían libres de la calamidad si la hija de Casiopea, Andrómeda, era ofrecida como alimento para el monstruo; Cefeo fue obligado por los etíopes a hacerlo y encadenó a su hija a una roca. Al verla, Perseo se enamoró de ella y prometió a Cefeo que aniquilaría al monstruo si, una vez a salvo, se la daba como esposa. Habiéndose realizado los juramentos en estos términos, se enfrentó al monstruo, le dio muerte y liberó a Andrómeda. Entonces Fineo, que era hermano de Cefeo y estaba prometido con anterioridad a Andrómeda, tramó un complot contra él, pero cuando Perseo tuvo conocimiento del mismo, mostrando a éste y a los que con él participaban en la conjura a la Górgona, al punto los convirtió en piedra. Cuando llegó a Sírifos y se encontró con que su madre, en unión de Dictis, se había refugiado en los altares a causa de la violencia de Polidectes, penetró en el palacio donde Polidectes había convocado a sus fieles y, dándose la vuelta, les mostró la cabeza de la Górgona; en cuanto la miraron, quedaron petrificados, en la postura que cada cual tenía en ese momento. Tras poner a Dictis como rey de Sírifos, devolvió a Hermes las sandalias, la kíbisis y el casco, pero la cabeza de la Górgona se la entregó a Atenea. Hermes devolvió lo antedicho a las ninfas, mientras que Atenea dispuso en el centro de su escudo la cabeza de la Górgona. Se cuenta por algunos que Medusa fue decapitada por causa de Atenea, y afirman también que la Górgona pretendió rivalizar con ella en belleza.

Perseo, en compañía de Dánae y Andrómeda, se dirigió apresuradamente hacia Argos para ver a Acrisio. Pero cuando éste se enteró, temeroso del oráculo abandonó Argos y se encaminó al país pelásgico. Teutámidas, rey de Larisa, había organizado un certamen gimnástico en honor de su padre muerto, y Perseo también acudió con el propósito de participar en él; pero mientras competía en el pentatlon, fue a dar con el disco en un pie a Acrisio y al punto le dio muerte. Dándose cuenta entonces de que se había cumplido el oráculo, enterró a Acrisio fuera de la ciudad y sintiendo reparos de regresar a Argos a por la herencia de un hombre que había muerto a sus manos, se dirigió a Tirinto junto a Megapentes, el hijo de Preto, y efectuando con él un intercambio le entregó Argos. Así Megapentes reinó sobre los argivos y Perseo en Tirinto, tras haber fortificado Midea y Micenas. De Andrómeda tuvo hijos; antes de ir a la Hélade, a Perses, al que dejó al lado de Cefeo, de éste se dice que descienden los reyes de Persia; y en Micenas tuvo a Alceo, Esténelo, Heleo, Méstor y Electrión, y una hija Gorgófone, a quien tomó por esposa Perieres.

martes, 23 de marzo de 2010

Leyenda "Melampo"

Creteo fundó Yolco y se casó con Tiro, hija de Salmoneo, de la que tuvo estos hijos, Esón, Amitaón y Feres. Amitaón se estableció en Pilos, se casó con Idómene, hija de Feres, y tuvo dos hijos, Biante y Melampo, que residía en el campo; delante dc su vivienda existía una encina en la que se hallaba un nido de serpientes; sus criados las mataron y él, al recoger leña, quemó a los reptiles pero crió a sus retoños. Cuando éstos se hicieron grandes, colocándose sobre sus hombros mientras dormía, le limpiaron los oídos con sus lenguas. Melampo, al despertarse lleno de temor, comprendía la lengua de los pájaros que revoloteaban a su alrededor y aprendiendo de ellos, predecía el porvenir a los hombres. También adquirió el arte de adivinar por medio de los auspicios y, tras su: encuentro con Apolo en las proximidades del Alfeo, fue en lo sucesivo un magnífico adivino.

Biante pretendía en matrimonio a Pero, hija de Necleo; pero éste, como eran muchos los que pretendían a su hija, afirmó que se la entregaría a aquel que le trajera las vacas de Fílaco; éstas se hallaban en Fílace vigiladas por un perro al que no era capaz de acercarse ningún hombre ni animal. Siéndole imposible a Biante robar estas vacas, llamó a su hermano en su ayuda. Melampo se comprometió a hacerlo y predijo que seria descubierto mientras las robaba y que obtendría las vacas luego de permanecer encadenado por espacio de un año. Tras esta promesa, Melampo se dirigio a Fílace y, tal como había anunciado, fue descubierto durante el robo y puesto en prisión dentro de una celda. Cuando faltaba poco tiempo para el año, escuchó unos gusanos en una zona oculta del techo, uno preguntaba qué porción de viga estaba carcomida ya, y el otro respondía que era muy poco lo que faltaba. Reclamó de inmediato que le transladasen a otra celda y no mucho después de que esto ocurriese se derrumbó aquella. Fílaco, admirado y percatándose de que era un magnífico adivino, le pidió, tras ponerlo en libertad, que le dijera de qué manera su hijo Ificlo podría tener hijos. Melampo se comprometio a ello a condición de obtener las vacas. Tras ofrecer en sacrificio dos toros y descuartizarlos, invoco a las aves. Acudió un buitre y por él supo que en cierta ocasión, hallándose Fílaco castrando corderos había dejado el cuchillo aun ensangrentado junto a Ificlo al huir asustado el niño lo clavó en una encina sagrada y su corteza,que había crecido en torno suyo lo había ocultado. El afirmó que si encontraba el cuchillo y, raspando el orín, se lo daba a beber a Ificlo durante diez días, éste engendraría hijos. En cuanto Melampo supo esto por el buitre, halló el cuchillo y, raspando el orín, se lo dio a beber durante díez días a Ificlo, a quien más tarde le nació un hijo, Podarces. A continuación llegó a Pilos y tomando a la hija de Neleo se la entregó a su hermano. Durante un cierto tiempo residió en Mesenia, pero cuando Dioniso enloqueció a las mujeres de Argos, él las curó a cambio de una parte del reino y se instaló allí en compañía de Biante.

domingo, 21 de marzo de 2010

Leyenda "Meleagro"

De Eneo tuvo Altea otro hijo, Meleagro, al que algunos afirman concibió de Ares. Cuentan que cuando éste cumplió siete días se presentaron las Moiras y anunciaron que Meleagro moriría cuando se consumiera por completo el tizón que ardía en el hogar. En cuanto Altea oyó esto, recogió el tizón y lo guardó en un arcón. Sin embargo, Meleagro, que se había hecho un hombre invunerable y apuesto pereció de la siguiente forma: cuando Eneo ofreció a todos los dioses las primicias de los frutos habidos durante el año en la comarca, se olvidó tan sólo de Aternis, y ella, llena de ira, envió un jabalí de tamaño y fuerza extraordinarios que dejaba yerma la tierra y aniquilaba los ganados y a todo ser con el que se encontraba. Contra este jabalí Eneo convocó a todos los campeones de la Hélade y proclamó que a quien lograra dar muerte a la fiera, le concedería en premio su piel. Los que se reunieron para dar caza al jabalí eran los siguientes: Meleagro, hijo de Eneo, y Driante, hijo de Ares, estos dos de Calidón; Idas y Linceo, hijos de Afareo, de Mesenia, Cástor y Pólux, hijos de Zeus y Leda, de Lacedemonia; Teseo, hijo de Egeo, de Atenas; Admeto, hijo de Feres, de Feras; Anceo y Cefeo, Hijos de Licurgo, de Arcadia; Jasón, hijo de Esón, de Yolco; Ificles, hijo de Anfitrión, de Tebas; Pirítoo, hijo de Ixión, de Larisa; Peleo, hijo de éaco, de Ftía; Telamón, hijo de éaco, de Salamina; Euritión, hijo de Actor, de Ftía; Atalanta, hija de Esqueneo, de Arcadia; Anfiarao, hijo de Oícles, de Argos; con éstos también estaban los hijos de Testio. Una vez reunidos, Eneo les brindó hospitalidad durante nueve días; pero al décimo, aunque Cefeo, Anceo y algunos otros rehusaban partir hacia la cacería en compañía de una mujer, Meleagro, que, pese a tener por esposa a Cleopatra, hija de Idas y Marpesa, quería hacer el amor también con Atalanta, les obligó a partir de cacería con ella. Cuando tenían rodeado al jabalí, Hileo y Anceo perecieron a manos de la fiera y Peleo hirió con la jabalina sin querer a Euritión. Atalanta fue la primera que con sus flechas alcanzó al jabalí en el lomo y Anfiarao el segundo, en un ojo; pero Meleagro logró acabar con él hiriéndole en el flanco y, tomando la piel, se la regaló a Atalanta. Los hijos de Testio consideraron inaceptable que una mujer obtuviera el premio habiendo varones y le arrebataron la piel, aduciendo que les correspondía por parentesco si Meleagro prefería no tomarla. Pero Meleagro, llevado por la ira, mató a los hijos de Testio y entregó la piel a Atalanta. Altea, llena de pesadumbre por la muerte de sus hermanos prendió fuego al tizón y de inmediato meleagro pereció.

No obstante algunos dicen que Meleagro no murió de ese modo, sino que mientras los hijos de Testio disputaban por la piel, ya que a su juicio Ificles había sido el primero en alcanzarlo, estalló una guerra entre los Curetes y los calidonios; al irrumpir allí Meleagro y matar a alguno de los hijos de Testio, Altea lanzó contra él una maldición y éste, irritado, se quedó en casa; pero cuando los enemigos se aproximaron a las murallas y le suplicaron los ciudadanos que acudiera en su ayuda, dejándose a duras penas persuadir por su esposa, salió y, tras matar a los restantes hijos de Tesio, pereció en la batalla. Después de la muerte de Meleagro, Altea y Cleopatra se ahorcaron y las mujeres que plañían ante su cadaver quedaron convertidas en aves.

viernes, 19 de marzo de 2010

Leyenda "El origen de las disputas entre asiáticos y europeos"

Esta leyenda hace referencia al origen de las lides entre griegos y asiáticos, recogida en la mitología griega.


Los negociantes fenicios, desembarcando sus mercaderías, las expusieron con orden a pública venta. Entre las mujeres que en gran número concurrieron a la playa, fue una la joven Ió, hija de Inacho rey de Argos, a la cual dan los persas el mismo nombre que los griegos. Al quinto o sexto día de la llegada de los estranjeros, despachada la mayor parte de los géneros y hallándose las mujeres cercanas a la popa, después de haber comprado cada uno lo que más excitaba sus deseos, concibieron y ejecutaron los fenicios el pensamiento de robarlas. En efecto, exhortandose unos a otros, arremetieron contra todas ellas, y bien la mayor parte se les pudo escapar,no cupo esta suerte a la princesa, que, arrebatada con otras, fue metida en la nave y llevada a Egipto, para donde se hicieron luego a la vela.

Así dicen los persas que Ió fue conducida a Egipto, no como lo cuentan los griegos, y que este fue el principio de los atentados públicos entre asiáticos y europeos, más que después ciertos griegos (serían a la cuenta los cretenses, puesto que no saben decirnos su nombre), habiendo sitiado a Tiro en las costas de Fenicia, arrebataron a aquel príncipe una hija, por nombre Europa, pagando a los fenicios la injuria recibida con otra equivalente.

Añaden también que no satisfechos los griegos con este desafuero, cometieron algunos años después otro semejante; porque habiendo navegado en una nave larga hasta el río Fasis, llegaron al Eea en la Colchida, donde después de haber conseguido el objeto principal de su viaje, robaron al rey de Colcos una hija llamada Medea. Su padre, por medio de un heraldo que envió a Grecia, pidió, juntamente con la satisfacción del rapto, que le fuese restituida su hija; pero los griegos contestaron que ya que los asiáticos no se la dieron antes por el robo de Ió, tampoco la darían ellos por el de Medea.

Refieren ademas que en la segunda edad que siguió a estos agravios, fue cometido otro igual por Alejandro, uno de los hijos de Príamo. La fama de los raptos anteriores, que habían quedado impunes, inspiró a aquel joven el capricho de poseer también alguna mujer ilustre robada de la Grecia, creyendo sin duda que no tendría que dar por esta injuria la menor satisfacción. En efecto, robo a Helena, y los griegos acordaron enviar luego embajadores a pedir su restitución y que se les pagase la pena del rapto. Los embajadores declararon la comisión que traían y se les dió por respuesta, echándoles en cara el robo de Medea, que era muy extraño que no habiendo los griegos por su parte satisfecho la injuria anterior, ni restituido la presa, se atreviesen a pretender de nadie la debida satisfacción para sí mismos.

Hasta aquí, después, según los persas, no hubo mas hostilidades que la de estos raptos mutos, siendo los griegos los que tubieron la culpa de que en lo sucesivo se encendiese la discordia, por haber comenzado sus expediciones contra el Asia primero que pensasen los persas en hacerlas contra la Europa. En su opinión, esto de robar las mujeres es a la verdad una cosa que repugna a las reglas de la justicia; pero también es poco conforme a la cultura y civilización el tomar con tanto empeño la venganza por ellas, y por el contrario, el no hacer ningún caso de las arrebatadas, es propio de gente cuerda y política, porque bien claro esta que si ellas no lo quisiesen se de veras nunca hubiesen sido robadas.

Por esta razón, añaden los persas, los pueblos del Asia miraron siempre con mucha frialdad estos raptos, muy al reves que los griegos, quienes por una hembra lacedemonia juntaron un ejercito numerosísimo, y pasando al Asia destruyeron el reino de Príamo (1) ; época fatal del odio con que miraron ellos después por enemigo perpetuo al nombre griego. Lo que no tiene duda es que el Asia y a las naciones bárbaras que la pueblan, las miran los persas como cosa propia, reputando a toda Europa , y con mucha particularidad a la grecia, como una región separada de su dominio.

Así pasaron las cosas, según refieren los persas, los cuales estan persuadidos de que el origen del odio y enemistad para los griegos les vino de la toma de Troya. Mas por lo que hace al robo de Ió, no estan acordes con ello los fenicios, porque estos niegan haberla conducido a Egipto, por via de rapto, y antes bien, pretenden que la joven griega, de resultas de un trato nimiamente familiar con el patrono de la nave, como se viese con el tiempo próxima a ser madre, por el rubor que tuvo de revelar a sus padres su debilidad, prefirió voluntariamente partir con los fenicios, a fin de evitar de este modo su pública deshora.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Leyenda Española "El monarca de la mano honrada"

Alfonso VI fue llamado el "monarca de la mano horadada". Este nombre tuvo su origen en los tiempos en que este rey se hallaba en el palacio de Almenón, rey árabe, de quien fue huésped al ser despojado del reino de León por su hermano Sancho.

Alfonso VI era hermano del gran Fernando I, que al morir, tras haber logrado victorias importantísimas sobre los árabes, cometió el error de dividir sus estados entre sus hijos. A Alfonso le correspondió León; a García, Galicia y a Sancho Castilla. A sus dos hijas Urraca y Elvira les dejó respectivamente los señorios de Zamora y Toro. Esta división impolítica dificultó en gran manera lo conseguido hasta entonces. La unidad del reino cristiano y la derrota del moro invasor, lo cual llegaría a ser realidad tres siglos después.

Como era que Sancho era el mayor de los hermanos, se creyó con más derechos y resolvió usar la fuerza para imponerse. Primero se enfrentó con Alfonso al que derrotó dos veces, la segunda con la ayuda del Cid Campeador. Alfonso fue encerrado en el castillo de Burgos hasta que los ruegos de su hermana Urraca salió en libertad para entrar en un convento.

El caracter bondadoso y caballeresco de Alfonso le granjeó las simpatias del moro que le trató como a un hijo. Le regaló una hermosa quinta a orillas de Tajo y en ella pudo vivir el monarca destronado con todo regalo y comodidad acompañado por tres de sus leales caballeros. Don Alfonso se hubiera sentido felíz de no recordar la humillación sufrída al arrebatarle su hermano el trono.

Hecho este preambulo, vamos a relatar el hecho que dió motivo a que el rey fuera llamado el de la mano horadada.

Cierta mañana el rey moro Almenón se hallaba con sus caballeros en la finca de Alfonso y entre ellos se suscitó una conversación acerca de la inexpugnabilidad de la plaza de Toledo.

- Es muy difícil apoderarse de Toledo, pero yo creo que la plaza no es inexpugnable- dijo uno de los caballeros.

-Yo creo, por el contrario que no ha nacido aún el que sea capaz de entrar en ella en son de guerra- afirmó otro.

El que había hablado antes insistió:

- Toledo puede ser tomado. No me cabe la menor duda.

- ¿ Y de qué medios se valdría para conseguir ocuparla?- Preguntó otro de los que intervenían en la conversación.

- Si yo fuera caballero cristiano y proyectara cercar Toledo, lo primero que haría es talar todos los campos de los alrededores; de tal modo, faltarían viveres y Toledo no tendría otro remedio que rendirse.

Las palabras del moro convencieron a todos, pero pronto se sobresaltaron al darse cuenta de que a pocos pasos de ellos se estaba don Alfonso, echado sobre el césped y en actitud de dormir. Pero ¿ era verdadera su actitud o sólo fingía y había oído la conversación?. La situación era peligrosa para ellos. Aquel hombre podía algún día ser el rey de Castilla y León y podía aprovechar entonces la idea que tan indiscretamente le habían brindado sus huéspedes. Intentaron averiguar si realmente dormía, pero sin resultado. El rey seguia inmóvil bajo el árbol. Como no estaban muy seguros, uno de ellos trajo una basija con plomo derretido y derramó unas gotas sobre la palma de la mano de Alfonso, el cual no se movió siquiera y continuó haciéndose el dormido en un esfuerzo sin precedentes a pesar del dolor que la quemadura debió producirle. Por este motivo se le llamó el de la mano horadada.


Sin embargo, se han echo varias objeciones a esta leyenda, pues no parece verosímil que uno pueda aguantar tanto el dolor o en el caso en que estubiera dormido no despierte al notar el plomo hirviente en la palma de su mano. Por ello hay quien afirma que el sobrenombre de la mano horadada se le dió por su generosidad y prodigalidad. Sea como sea hay que constar que este sobrenombre acompaño siempre al rey.

Hay también otra leyenda que se refiere a los mismos personajes y ocurrió en la misma época poco mas o menos. Dicen que al rey Alfonso se le erizaron los cabellos en presencia de Almenón y cuanto más pasaba el moro su mano sobre la cabeza del cristiano, más se erizaban los cabellos de éste.

Aquello extraño mucho a todos y algunos adivinos dijeron que era un significativo claro de que Toledo sería conquistada por los cristianos. Sólo se desharía el maleficio si Almenón expulsaba a Alfonso de su reino. Pero el moro era un hombre recto y no hizo caso de augurios y supersticiones.

Con el tiempo, y cuando ya Almenón y su hijo habían muerto, el rey Alfonso conquistó Toledo, pero sin tener necesidad de apelar a la estrategia que oyera tendido en el árbol, pues conocía de sobras la ciudad y sus defensas.

Mientras Alfonso fue huésped de Almenón ocurrieron dos grandes hechos historicos en la España cristiana. Sancho se había apoderado de Galicia y del señorío de Toro y sólo le quedaba Zamora, que opuso encarnizada resistencia justificando el dicho popular "No se tomó Zamora en una hora".

Alfonso comenzaba a dar muestras de desaliento cuando llegó la noticia de la muerte de Sancho a manos de Bellido Dolfos. No pasó mucho tiempo en llegar un mensajero de parte de doña Urraca, el cual notificó a don Alfonso que había sido proclamado rey de los castellanos.

Al enterarse de esta buena nueva los amigos de don Alfonso le aconsejaron prudencia y discrección. Debía evitar que su anfitrión el rey moro Almenón se enterara de lo ocurrido. Ahora, era ya rey de Castilla y el moro podría aprovechar la ocasión para retenerle como prisionero e imponerle condiciones.

El rey Alfonso desoyó los consejos de sus amigos. Ante todo, el era un hombre agradecido y el moro solo beneficios le había dado. Por ello dijo a los suyos:

- No haré caso de lo que decís, aunque sea por mi bien. Almenón ha sido para mí como un padre y yo debo comportarme como un hijo sin ocultarle nada. No soy un desagradecido.

Una vez dichas estas palabras, el rey se encaminó hacia el alcazar real y solicitó una audiencia con Almenón.

El rey moro que ya estaba al tanto de los sucesos acaecidos y sabía que por tanto su huésped era el rey de Castilla, le hizo pasar en seguida a su presencia real.

-El asesinato de mi hermano Sancho me ha colocado en el trono de Castilla, rey Almenón. Esta es la nueva que quería que supieras cuanto antes. Estoy aquí en calidad de huésped tuyo y ahora que ya sabes lo sucedido pido tu venia para marcharme a fin de ser coronado rey.

- Sabía todo esto amigo Alfonso, quizá antes que tu, y doy gracias a Alá por haberte inspirado lo que acabas de hacer. Si hubieras intentado marchar sin decirme nada, no habrías conseguido otra cosa que ser muerto o encarcelado. Toda la ciudad esta rodeada de guardias enviados por mí. Pero no temas. Ahora me doy cuenta de que eres bueno y agradecido y puedo confiar en tí lo mismo como huésped que como rey. Has actuado noblemente y puedes marcharte. Ve a coronarte rey de castilla y en cualquier ocasión que me necesites, tanto en dinero como en hombres, puedes contar conmigo incondicionalmente.

-Gracias rey Almenón. Tu generosidad no tiene igual en todos los reinos. Jamás olvidare todo lo que has hecho por mí.

-Solo te pido a cambio- dijo el moro, que respetes mis estados. Pero este juramento solo te lo pido mientras dure mi vida y la de mi hijo. Los cristianos sois más fuertes cada día y tal vez en un futuro no muy lejano nuestra raza tenga que abandonar este hermoso país. Mientras tanto, seremos amigos y aliados, si es que quieres...

-No solamente estoy dispuesto a jurar esto, sino ademas yo también te ofrezco ayuda siempre que te haga falta. Tus enemigos serán los míos.

Alfonso y Almenón se abrazaron conmovidos.

Era el año 1073. Dos años después, Alfonso tuvo ocasión de demostrar a Almenón todo su agradecimiento.

El rey árabe de Sevilla Mohamed AlNotamid, decidió invadir las tropas toledanas. Cuando Alfonso VI se enteró del apuro de su amigo no vaciló ni un momento. Con sus mejores tropas corrió en ayuda de Almenón. Cuando los toledanos vieron llegar al ejercito cristiano se asustaron porque ignoraban sus intenciones de ayuda. Entonces el rey castellano envió un emisario a Almenón anunciandole que venía a prestarle ayuda. Y tan decisiva fue la intervención del ejercito de Alfonso que el rey moro de Sevilla tuvo que huir con sus tropas abandonando el campo de batalla.

Paso el tiempo hasta que Almenón comprendió que sus días estaban contados, pero Alfonso VI aún llegó a tiempo para recoger su último suspiro.

El buen rey castellano puso su diestra sobre la cabeza del hijo de Almenón y respondiendo a la muda pregunta del moribundo exclamó:

-Tranquilo puedes irte, rey Almenón. El rey Alfonso, tu amigo, seguirá cumpliendo el juramento. Seré para tu hijo lo que tu fuiste para mí. No olvidare jamás tu hospitalidad...

lunes, 15 de marzo de 2010

Leyenda "La Venada Careta"

… Cuentan que esa tarde Pompilio no comió ni habló con nadie.

El terreno en que tengo establecida mi escuela tiene una legua cuadrada de superficie y perteneció al Vicari Carranza, de Comayagua. Sea por respeto al Padre o a saber por qué, este lugar permaneció solitario hasta que muerto el señor Vicario, mi cuñado compró todas las acciones, de los que heredaron, de modo que poco después estableció aquí un hato de ganado. En cierta ocasión tenía como vaquero o campista a un individuo llamado Pompilio Padilla, quien era buen cazador de venados y, por consiguiente, siempre que salía a sabanear en estas lomas, entonces lóbregas y solitarias, llevaba su escopeta. Un día, a eso de las tres de la tarde, vio el cuerpo de un venado, extrañándole que no tuviera cabeza, pero más se extrañó, cuando al aproximarse, notó que, tanto la cabeza como el cuello eran negros. El señor Padilla, que sabía muchas historias de venados que tienen arrimo, se subió a un árbol de nance para dispararle.
Salir el tiro y ver venir aquella venada hacia él, fueron una sola cosa.

En el pie del árbol hay mucha roca ígnea y la venada hacía sonar allí sus cascos, daba resoplidos y miraba al pobre cazador, que temblaba de miedo; gracias que pudo agarrarse a una rama con la correa de barriga; de no hacer esto, cae desplomado sobre el diabólico animal.

Cuando se le calmaron los nervios, que yo creo que nunca se le calmaron, le disparó todos los cartuchos que llevaba, y la venada, fuera de quedar ilesa, lo miraba con unos ojos bamboleantes que estremecían al pobre Pompo, sin dejar de dar resoplidos y casi sacando chispas de los pedernales con los cascos. Dos horas mortales pasó atado a aquella rama el héroe de esa verídica historia, pues la venada careta después de permanecer largo rato al pie del árbol se alejó muy despacio, y viendo siempre hacia atrás.

Cuentan que esa tarde Pompilio no comió ni habló con nadie; otro día se fue para el pueblo, de donde regresó con un escapulario y camándula al cuello, porque según él, la tal venada careta no era más que el mismísimo demonio.

Rara coincidencia: aquel hombre llevaba mi nombre, y hay quien diga que a mí me ha salido la venada careta en el mismo lugar; no aquel híbrido cabeza negra, sino la otra, la más temible, la que no da miedo al cuerpo, sino que dolor en el alma y desaliento en el espíritu: ese mito atroz que entre nosotros simboliza el fracaso, con la más hiriente sorna. Y puedo asegurar que no, pero no puedo negar que su fantasma me asedia y mortifica desde hace muchos años: y si es cierto que yo me le opongo con esos poderosos amuletos que se llaman fe y fuerza de voluntad, no podría, sin embargo asegurar, si en la debida proporción; de modo que, si vencido en la lucha bajo la tumba, no es remoto que mis sobrevivientes vean una nota necrológica en al que alguien, refiriéndose al vínculo que llevó mi espíritu diga, haciendo cómica justicia, al que ya no se puede defender:

“He aquí un hombre a quien le salió la venada careta”.

sábado, 13 de marzo de 2010

Leyenda "La Sucia"

...Le gritó: “Toma tu teta”

Antes de la segunda guerra mundial, la escuela Coyocutena era muy visitada por los gringos llegando algunos a permanecer aquí varios años; allá por el 27 o 30 llegaron tres: uno dentista, otro mecánico y el tercero experto en seleccionar melones. El primero en conseguir trabajo fue el dentista, el mecánico era muy aplicado al trabajo y se apenaba al ver que su compañero, el experto en melones, nada hacía y se mantenía con un apetito extraordinario, de modo que lo mandó para Comayagua a donde el dentista para que le consiguiera trabajo. Como tal cosa no fue posible, aquél lo regresó a Coyocutena, no sin haberlo entrenado en el arte de montar a caballo, pues casi siempre se caía al otro lado al montarse.

Una noche de sábado los alumnos bailaban unos con otros y se divertían al ver al mecánico que entrenaba a uno de ellos para que ganara en un concurso de resistencia de baile; cuando alguien dijo que del lado de la montaña se oían unos gritos muy feos. Salimos todos y yo les dije que podía ser una persona perdida, que encendieran la luz y fueran a buscarla.

“No vayan porque esos son gritos de chacal”, dijo el gringo. Todos callamos porque aquí no hay chacales.

Había un alumno como de 27 años de edad, que para sus compañeros era la suprema autoridad en asuntos de campo, quien al ser interrogado, dijo: “No se atrevan a hacer tal cosa, porque esa es La Sucia, en la quebrada de La Guama ha azorado a muchos trasnochadores”.

Nuestros campesinos cuando van a la escuela se vuelven ocurrentes y chispeantes como los de las ciudades, así pues, apenas terminó Pedro con su actitud de Magíster, su corto discurso, otro del grupo dijo “Entonces que vaya Conde, porque como él es hereje, a nada le tiene miedo”. Se refería a un inteligente alumno portador de un aristocrático apellido de Danlí, la gente del pueblo era muy religiosa, pero que la de la alta sociedad era lo contrario. Pero a pesar de que este buen muchacho salía a cazar casi todas las noches, se negó rotundamente, también él tuvo miedo a pesar de todo. De modo que nadie fue a ver el caso.

A desayunarnos íbamos el siguiente día, cuando el experto en melones llegaba, con tan buena suerte, que había que ver su actitud cuando se servía el cuarto tamal y decía: “These tamales taste like a million dollars”. Estos tamales saben como millón de dólares.

Pero yo no olvidaba el asunto de La Sucia. De modo que llamé a Pedro para que me diera detalles.

“Ay señor!” prorrumpió, “hace algún tiempo don XX, casado y con numerosa familia, pretendía a una señorita, con malas intenciones, pues él era casado por la iglesia. Un día la convenció de que saliera a conversar con él por la noche, pero en vez de venir a donde él, ella tomó el camino del río; caminaron sin detenerse hasta llegar a Talanguita, una sabana que tiene más de un kilómetro de larga, cuando él notó que tomaba el camino de Castillo, ya como a una legua del pueblo, la llamó por su nombre; entonces ella dio media vuelta, extrañándole a él que aquella mujer tenía una cara como de una vara de laga, quien al verlo soltó una estrepitosa carcajada, mostrándole unos dientes tan largos como los dedos de las manos, puestos de punta, y sacándose de la camisa una enorme mama. Le gritó: “Toma tu teta”, y fue hasta entonces que el señor XX pudo dar media vuelta, pues el cuerpo se le había quedado dormido del susto.
Corría para su casa tan velozmente que parecía no tocar el suelo. No tuvo tiempo de buscar la puerta que le dejaban destrancada, tirándose pro la de la calle con tanta fuerza que la tranca que la aseguraba saltó como catapulta haciendo un hoyo en la pared opuesta, y de un salto se metió al rincón de la cama de su esposa, la que extrañando aquello, le dijo: “Qué diablos has visto?” “Yo no tengo miedo al Diablo”, dijo el hombre, todavía temblando. Cuentan que desde esa fecha fue un buen marido y amoroso padre.

Este hecho, que favorece la moral en todos sus aspectos, demuestra que la Señora Sucia es un espíritu bueno, pero es posible que ella no lo sepa, de otro modo ya la veríamos apareciendo, no solamente en los despoblados y pueblos, sino que también en la ciudad, y con eso ganaría mucho la moral Cristiana y el orden social establecido.

jueves, 11 de marzo de 2010

Leyenda "Come Lenguas"

Muchos de nosotros hemos escuchado en países como Chile, La Argentina, Puerto Rico e inclusive en los Estados Unidos sobre la muerte de animales en raras circunstancias. Y digo raras porque se ha encontrado en las haciendas o lugares rurales animales grandes como vacas, cabras y otros más pequeños como gallinas muertas sin una tan sola gota de sangre en su cuerpo. Es más, no hay evidencia de que luchasen para salvar su vida ante el predador que pudo haberles causado la muerte. La gente ha asociado este fenómeno a un ser que para muchos es el diablo, para otros un experimento genético que se le salió de las manos al gobierno de los Estados Unidos o experimentos hechos por los seres del espacio en estos animales. Cualquiera que sea la razón no se puede negar que este suceso también y aunque muchos no lo conozcan sucedió en Honduras.

En este pequeño país centroamericano allá por el año de 1947 se dio un fenómeno de este tipo y lo desvelado bien puede ser la explicación al misterio del también llamado en la actualidad "Chupacabras". Las apariciones del 'come lenguas' se daban para esas fechas en los departamentos (provincias o estados) de Santa Bárbara y Comayagua. Eran docenas de hombres las que se apostaban en las noches en los campos, bajo la oscuridad que deja caer el manto de la noche, cuidando de su ganado para sólo darse cuenta al día siguiente de que a pesar de sus esfuerzos siempre aparecía parte del ganado muerto, hecho del cual ellos no se dieron cuenta pues no habían escuchado el más leve ruido durante la noche. Algo que se me había escapado mencionar es que a los animales a los cuales no se les encontraba la sangre igualmente quedaban sin lengua, de allí el nombre 'come lenguas'.

Sin embargo, conozco la historia de uno de ellos. A él lo llamaré para este relato Ludovico. Ludovico era un hombre como decimos de pelo en pecho (es decir muy valiente); ya estaba cansado de que su ganado muriese desangrado por este predador o lo que fuese, así que, un buen día Ludovico habló con su esposa y le dijo que le preparara un porrón (pequeño recipiente) para café y le alistara una cobija gruesa para protegerse del frío nocturno pues daría muerte al 'come lenguas', que ya no soportaba más.

Y así fue, Doña Leonora alistó todas las cosas para Don Ludovico. Ludovico alistó su rifle y se llevó unas municiones por si acaso no bastaba con lo que llevaba cargado. Como a las 6 de la tarde Ludovico se fue para el lugar donde tenía su ganado y pudo ver desde allí la puesto del sol (en los pueblos se acostumbra a acostarse como a las 5 o 6 de la tarde dependiendo que tan lejos estén de la civilización). Ya por la noche, Ludovico se sentó sobre el suelo en medio del ganado y tomaba sorbos pequeños y sin hacer ruido del café para no caer en sueño, al mismo tiempo que se mantenía envuelto por la cobija que le cubría. La noche era un poco más clara de lo normal. Como a las 10 de la noche, mientras Ludovico admiraba las estrellas, pudo ver como una silueta pasaba volando sobre el ganado, la silueta dio dos vueltas como viendo que nadie le estuviese vigilando y al mismo tiempo decidiendo quién sería su próxima víctima. Ludovico se quedó quieto y asustado pues el ser era en realidad algo muy grande, pero le llamó poderosamente la atención que se apostó sobre una de las vacas de su ganado la cual no presentó molestia, salvo una leve sacudida. Ya para este momento Ludovico alistó su rifle y se movió sigilosamente hacia un sitio donde tuviera una mejor visión para disparar. Fue así que Ludovico logró ver a aquel ser que tomaba una posición como para hacer una de sus necesidades sobre la cabeza de la vaca para luego darse la vuelta y dirigir su cabeza sobre la de la vaca. En ese momento un sonido ensordecedor rompió el silencio del campo. Era el rifle de Ludovico, el extraño ser yacía muerto al lado de la res.

Lo que se supo a partir de la casa de este animal, es que no era nada fuera de este mundo sino, un murciélago que pudo haber venido el continente africano o la selva amazónica, no se sabe cómo logró dar por estos rumbos pero el caso es que así fue. Su tamaño es grande, el tamaño es como el de un Jolote (pavo). El animal lo que hacía era posarse bien sobre el ganado y luego de ello echaba una especie como de orina que al momento de salir producía un vapor que dejaba al animal como jadeante, es decir como atontado y con falta de oxígeno, por lo que él mismo abría su boca y sacaba la lengua, momento que aprovechaba este murciélago para clavar un diente muy filudo que tiene, en la arteria de la parte de la lengua del ganado para succionar la sangre. El animal aumenta considerablemente de tamaño una vez que se ha alimentado, posteriormente corta y traga lentamente la lengua de la víctima.

Esta es a grosso modo la explicación de cómo atacaba el El Come Lenguas en Honduras. Estos casos hasta la fecha no se han vuelto a dar, sin embargo bien pudieran ser una buena explicación al fenómeno del "chupacabras". También pudiera ser que a cualquiera de nosotros durante una caminata nocturna nos suceda. Pero hasta en tanto no aparezca otro hombre como Ludovico el misterio seguirá esperando a ser desvelado.

Quizás vos seas quien lo haga.

martes, 9 de marzo de 2010

Leyenda Hondureña "Angel de la guarda"

Cuenta una antigua leyenda que un niño en el cielo, le pregunta a Dios.

Me dicen que tu me enviaras a la tierra mañana,

¿ Como viviré allí tan pequeño e indefenso?

No te preocupes entre muchos Ángeles he escogido el perfecto para ti, el te cuidara.

Pero yo aquí en el cielo estoy contento y me la llevo riendo y jugando todo el tiempo y esto me basta para ser feliz.

Tu Ángel te cantara, te sonreirá todos los días, tu sentirás su amor y serás feliz.

Pero como entenderé a esa gente en la tierra, ellos tienen un idioma extraño.

Tu Ángel te enseñara palabras dulces, tiernas y con el tiempo te enseñara hablar.

Y cuando quiera hablar con tigo, que hago?

Tu Ángel tomara tus manitos, las juntara y te enseñara a Orar, asi hablaras conmigo.

En la tierra hay montón de gente mala, quien me defenderá?

Tu Ángel aun a costa de su propia vida, te defenderá de todo y todos.

En ese instante empieza el alboroto y gritos, lloriqueaos y empuja, empuja, que ya enseño la cabecita, empuja.

Dios Mío dice el niño, si ya me voy porque tu no me das el nombre de mi Ángel?

El nombre no importa le dice Dios, tu le llamaras.
¡¡MAMA!!

domingo, 7 de marzo de 2010

Leyenda Hondureña "Del amor a la Locura"

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra, todos los sentimientos y cualidades de los hombres.

Cuando el ABURRIMIENTO habia bostezado por tercera vez, LA LOCURA como siempre tan loca, les propuso: "Vamos a jugar a las escondidas".
LA INTRIGA levanto la ceja intrigada y LA CURIOSIDAD , sin poder contenerse pregunto: "?A las escondidas? ?Como es eso?".

"Es un juego" -explico LA LOCURA- "en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millon, mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, al primero que encuentre ocupara mi lugar para despues continuar el juego.

EL ENTUSIASMO bailo secundado por LA EUFORIA , LA ALEGRIA dio tantos saltos que termino por convencer a LA DUDA, e incluso a LA APATIA, a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar: LA VERDAD prefirio no esconderse, pues al final siempre la hallaban, y LA SOBERBIA opino que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y LA COBARDIA prefirio mejor no arriesgarse.

" Uno, dos , tres..." comenzo a contar LA LOCURA. La primera en esconderse fue LA PEREZA, que como siempre se dejo caer tras la primera piedra del camino. LA FE subio al cielo y LA ENVIDIA se escondio tras la sombra de EL TRIUNFO, que con su propio esfuerzo habia logrado subir a la copa del arbol mas alto. LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que encontraba le parecia ideal para sus amigos. Que si un lago cristalino: ideal para LA BELLEZA, que si la hendija de un arbol: perfecto para LA TIMIDEZ; que si el vuelo de una mariposa: lo mejor para LA VOLUPTUOSIDAD; que si una rafaga de viento, magnifico para LA LIBERTAD. Asi termina por ocultarse en un rayito de sol.

EL EGOISMO en cambio, encontro un sitio muy bueno desde el principio: ventilado, comodo...pero solo para El.

LA MENTIRA se escondio en el fondo de los oceanos (mentira, en realidad se escondio detras de un arcoiris) y LA PASION y EL DESEO en el centro de los volcanes. EL OLVIDO se me olvido donde se escondio...pero eso no es lo importante.
Cuando LA LOCURA contaba 999,999, EL AMOR aun no encontraba sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado...hasta que diviso un rosal y enternecido decidio esconderse entre sus flores.

-"Un millon"- conto LA LOCURA y empezo a buscar.

La primera en aparecer fue LA PEREZA solo a tres pasos de una piedra.

Despues se escucho LA FE discutiendo en el cielo con Dios acerca de zoologia y LA PASION Y EL DESEO los sintio en el vibrar de los volcanes.
En un descuido, encontro a LA ENVIDIA, y claro, puedo deducir donde estaba EL TRIUNFO. EL EGOISMO no tuvo ni que buscarlo, el solito salio disparado de su escondite, que habia resultado un nido de avispas.

De tanto caminar sintio sed y al acercarse al lago descubrio a LA BELLEZA, y con LA DUDA resulto aun mas facil, pues la encontro sobre una cerca sin decidir aun de que lado esconderse.

Asi fue encontrando a todos, EL TALENTO entre la hierba fresca, a LA ANGUSTIA en una cueva oscura, a LA MENTIRA detras del arcoiris (mentira, ella si estaba en el fondo de los oceanos) y hasta EL OLVIDO... que ya se habia olvidado que estaba jugando a los escondidos; pero EL AMOR no aparecia por ning·n sitio.

LA LOCURA busco detras de cada arbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencido diviso el rosal y las rosas... Y tomo una orquilla y comenzo a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escucho.

Las espinas habian herido en los ojos a EL AMOR. LA LOCURA no sabia que hacer para disculparse, lloro, grito, rogo, imploro, pidio perdon y hasta prometio ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugo a las escondidas en la tierra:

EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE
LO ACOMPAÑA.

viernes, 5 de marzo de 2010

Leyenda Hondureña "El indio Juan"

A Juan lo conocí una larga tarde de verano. El calor adentro era insoportable, pero afuera una leve brisa mecía perezosamente las hojas adormecidas de los árboles. Arrecostado en una hamaca en el porche delantero de mi casa, mi vista se perdía en el infinito mientras intentaba sin esfuerzo descifrar las formas irregulares de unas pocas nubes, blancas y estáticas.

En esa tarde remota sentía vivamente la eternidad. Sabía que el mundo era eterno, que había tiempo para todo, que viviría para siempre. No sé cuántos minutos u horas había estado escudriñando nubes cuando me despabiló el grito de un vendedor ambulante en el portón.

—¡Cuajada, cuajada! Cipote, andá vé si tu mamá va a querer cuajada.
—Mire, ella no está, pero ¿a cómo la da?
—A daime.
—Pues entonces deme una.

Me levanté buscándome los únicos veinte centavos que tenía. Al acercarme noté los surcos profundos que recorrían su cara gastada. Antes de irse, sus oscuros ojos impenetrables me miraron con un cansancio infinito, y me dijo, "Bueno, decile a tu mamá que vua pasar el viernes a ver si quiere cuajada".

La cuajada estaba fría y despedía un olor dulce y fresco. Presurosamente desenvolví las hojas de guineo. Era tan blanca como las nubes. Luego de calentar unas tortillas en la cocina, me dí un festín rapaz en la hamaca comiendo nube y deseando haber tenido otro daime.

El viernes me enteré que el señor de la cuajada se llamaba Juan. Esta vez mi mamá me había dejado dos lempiras para él. Me imaginé su amplia sonrisa desdentada cuando le anunciara la fortuna que le iba a comprar de cuajada, pero su rostro permaneció inmutable como si lo supiera de antemano, como si nada pudiera sorprender su vida escrita.

Pasaron los años y Juan siguió llegando, cada vez más viejo y desgastado que cuando lo conocí. Su espalda se doblaba bajo el peso de la caja repleta de cuajadas. De tanto sol, su piel se había vuelto metálica y oscura como oro sucio. Aprendí a saludarlo en su idioma enigmático con palabras que sonaban a canto de la selva. Creo que le caía bien porque a veces me regalaba una bolita de cuajada la cual yo aceptaba con cierta renuencia porque sabía que me daba de lo poco que tenía. Si intentaba pagársela me decía, "entonces no sería un regalo" .

Un día quise pagarle sus tantos regalos con un regalo propio. Conocía sus tristes sandalias remendadas y decidí comprarle un buen par de sandalias nuevas en el mercado. El día que se las di fue uno de los pocos en que lo vi sonreir. "Con éstas voy a poder hacer el recorrido volando", me dijo.

El siguiente viernes Juan no llegó. Mi familia se quedó con las ganas de comer cuajada fresca y yo recordé la vez en que me contó que había soñado que él era un zorzal. El próximo viernes salí a recibirlo cuando oí sus gritos lejanos anunciando la cuajada pero, en vez de él, venía un muchacho flaco con la caja de cuajadas a cuestas. Traía puestas las sandalias nuevas de Juan.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Leyanda hondureña "¿PORQUE LO DE CATRACHO?"

l 13 de junio de 1855 llegó al puerto nicaragüense de Realejo el bergantín "Vesta" con cincuenta y ocho soldados de fortuna (Piratas) bien armados al mando de William Walker.

Walker había llegado a Nicaragua a pedimento del Lic. Francisco Castellón para luchar contra el presidente Frutos Chamorro.

La invasión se había iniciado nuevamente, pero los gobiernos constituidos de la Patria Grande, en un gesto de solidaridad y de civismo, unieron sus ejércitos para luchar contra la amenaza a su soberanía.

Honduras envió 600 hombres al mando del General Florencio Xatruch, y el 6 de enero de 1857 fue nombrado Jefe del Ejército aliado Centroamericano, estableciendo su cuartel general en San Jorge el 27 de febrero de 1857.

A los hondureños al mando de Xatruch empezaron a llamarles xatruches, pero poco a poco la palabra fue degenerando en catrachos.
Desde aquel entonces se nos llama catrachos para distinguirnos de los otros habitantes de América Central.

Fue gobernante de facto de Honduras del 26 de marzo al 17 de mayo de 1871.

Hombre culto y aguerrido, su padre se llamó Pedro Xatruch de origen catalán y su madre fue doña Eugenia Villagra, dueña de minas y de alta sociedad de Choluteca.

(Tomado de Cronología de la Patria, curiosidades y reseñas históricas de Honduras, Luis Roberto Castellanos y Ramiro Colindres Ortega, Graficentro Editores, Tegucigalpa, 1998)

lunes, 1 de marzo de 2010

Leyenda Hondureña "El piano de Valle de Angeles "

La viuda Doña Dolores hizo un inventario de las cualidades físicas de su única hija y no se atrevió a calificarlas. Se sentía apesarada porque si bien la niña no era agraciada, pensaba que tampoco había heredado ninguno de sus talentos para pintar y esculpir.

La noble dama de refinadas costumbres, aceptó aquella verdad preguntándose cuál sería el destino de aquella criatura cuando ella faltara. Su afán cada día era cultivarla lo mejor posible, pero a criatura no daba visos de interesarse por nada.

El tiempo inexorable iba dejando sus huellas en Doña Dolores, quien hilvanaba la ilusión de que Dios retrasara las horas del reloj de su vida, para darle a su hija toda su protección si no lograba dejarla bien casada, como era su deseo.

Cuando ya la hija era una jovencita de trato agradable, sorprendió a su madre, sacando del piano que perteneció a su padre, algunas notas de campanitas, tan bien acompasadas que hicieron saltar de alegría a Doña Dolores.

Con el tiempo la jovencita llegó a ser una gran pianista y compositora. Gracias a su gran talento para la música, un cantante costarricense de origen alemán por cierto muy atractivo se casó con ella. Vivía embelesado con la música de su esposa, a quien amó profundamente.

Doña Dolores, vivió más de cien años. Todavía se recuerda en la antañona ciudad de Tegucigalpa, las tertulias y las alegres veladas que se hacían en casa de la feliz pareja. Él cantaba acompañado siempre por la música de su esposa.

Dicen que en las iglesias se escuchan – especialmente en Navidad – una música deliciosa de campanitas, la que fue sacada por primera vez de las teclas de marfil de este viejo piano del 888. Las partituras fueron escritas por la gran compositora nacional: Elba M Sarmiento de Bosch.

Nota: Cuentan algunas personas mayores que vieron a varias muchachas que tenían mala suerte para el matrimonio, pasar sus manos suavemente, una sola vez, por las teclas de este piano y aunque usted no lo crea todas están felizmente casadas.

Resumiendo, que las mujeres que tocan las teclas del piano terminan felizmente casadas. Todas las que pasan por este lugar no resisiten el tocarse unas notillas e incluso los chicos más atrevidos, bueno, casi todos los chicos se acercan decididos al piano y solamente hacen ver que tocan, no sea que la leyenda se cumpla… ups.