lunes, 1 de marzo de 2010

Leyenda Hondureña "El piano de Valle de Angeles "

La viuda Doña Dolores hizo un inventario de las cualidades físicas de su única hija y no se atrevió a calificarlas. Se sentía apesarada porque si bien la niña no era agraciada, pensaba que tampoco había heredado ninguno de sus talentos para pintar y esculpir.

La noble dama de refinadas costumbres, aceptó aquella verdad preguntándose cuál sería el destino de aquella criatura cuando ella faltara. Su afán cada día era cultivarla lo mejor posible, pero a criatura no daba visos de interesarse por nada.

El tiempo inexorable iba dejando sus huellas en Doña Dolores, quien hilvanaba la ilusión de que Dios retrasara las horas del reloj de su vida, para darle a su hija toda su protección si no lograba dejarla bien casada, como era su deseo.

Cuando ya la hija era una jovencita de trato agradable, sorprendió a su madre, sacando del piano que perteneció a su padre, algunas notas de campanitas, tan bien acompasadas que hicieron saltar de alegría a Doña Dolores.

Con el tiempo la jovencita llegó a ser una gran pianista y compositora. Gracias a su gran talento para la música, un cantante costarricense de origen alemán por cierto muy atractivo se casó con ella. Vivía embelesado con la música de su esposa, a quien amó profundamente.

Doña Dolores, vivió más de cien años. Todavía se recuerda en la antañona ciudad de Tegucigalpa, las tertulias y las alegres veladas que se hacían en casa de la feliz pareja. Él cantaba acompañado siempre por la música de su esposa.

Dicen que en las iglesias se escuchan – especialmente en Navidad – una música deliciosa de campanitas, la que fue sacada por primera vez de las teclas de marfil de este viejo piano del 888. Las partituras fueron escritas por la gran compositora nacional: Elba M Sarmiento de Bosch.

Nota: Cuentan algunas personas mayores que vieron a varias muchachas que tenían mala suerte para el matrimonio, pasar sus manos suavemente, una sola vez, por las teclas de este piano y aunque usted no lo crea todas están felizmente casadas.

Resumiendo, que las mujeres que tocan las teclas del piano terminan felizmente casadas. Todas las que pasan por este lugar no resisiten el tocarse unas notillas e incluso los chicos más atrevidos, bueno, casi todos los chicos se acercan decididos al piano y solamente hacen ver que tocan, no sea que la leyenda se cumpla… ups.

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